UN PAIS QUE PIERDE SU FUTURO
“Ningún pueblo, ninguna época, ningún hombre de pensamiento se libra de tener que delimitar, una y otra vez, libertad y autoridad, pues la primera no es posible sin la segunda, ya que en tal caso se convierte en caos, ni la segunda sin la primera, pues entonces se convierte en tiranía”
Stefan Zweig
Los argentinos vivimos tiempos de permanentes abusos del poder, mantenidos por mentiras, que muestran un país floreciente, en donde impera la democracia, en el que se erradico el hambre, la pobreza y la desocupación. Este engaño a la ciudadanía, es mantenido por una Presidenta que carece de prejuicios y de límites, cuyo fin es el de ejercer el poder concentrado, buscando que quienes la rodeen acepten sin dilaciones sus decisiones, como pago a la sumisión les permite que se enriquezcan libremente, con los dineros del Estado
En tanto la sociedad se mantiene como espectadora pasiva sin reaccionar, frente a medidas gubernamentales, que perjudican al futuro del país y nos llevan a nivel internacional a ser considerado un país poco serio en el cual no conviene radicar inversiones.
Impertérritos, asistimos a los retos y diatribas que, desde su atril, la Presidenta derrama diariamente sobre sectores enteros de la sociedad, aún cuando se trate de aquéllos que, de una forma u otra, encarnan los últimos reductos de la libertad.
Las actitudes de los Kirchner respecto a las relaciones con todos los países del mundo y a sus mandatarios, -exceptuando a Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Cuba-, han hecho desaparecer del mapa del mundo a la Argentina, especialmente en lo que a inversiones extranjeras se refiere. Sufrimos con este gobierno los peores actos de corrupción que recuerda la historia de nuestro país, comenzando por los famosos fondos de Santa Cruz. Ignorando el concepto de República, hemos aceptado que los dos poderes pierdan su independencia y se encuentren sometidos a la voluntad del Ejecutivo.
Hoy la Primera Mandataria defiende incondicionalmente la minería a cielo a abierto sin importarle los daños que produce a las poblaciones de las provincias afectadas. Tampoco le intereso la protección de los glaciares al vetar la ley que los protegía. A pesar de haber sido sancionada, por unanimidad, en ambas cámaras del Congreso. Lo mismo sucedió con la Ley de Emergencia Agropecuaria, que recibió idéntico tratamiento en el Parlamento.
Asistimos a un sistema de espionaje que nos recuerda al Gran Hermano de novela 1984 de Orwell. El sistema es manejado por una mujer que en sus años jóvenes formo parte del delito, hoy se desempeña como Ministra de Seguridad. La inseguridad que acosa permanentemente a la ciudadanía, no tiene ni proyecto o plan que trate sobre su contención. El consumo de droga es muy alto en el país, dejo de ser de transito para transformarse en productor, distribuidor y exportador.
Exportamos fueloil de alta calidad e importamos, de Venezuela , uno de baja, muy contaminante. Nos “desendeudamos” con el Fondo Monetario, al cual pagábamos una tasa de interés baja para endeudarnos con Venezuela a un interés usurario.
Los socios Néstor Kirchner recibieron concesiones en el juego hasta el 2023. Se prometieron obras de todo tipo, se dieron subsidios millonarios a las empresas de transportes, cuyo destino solo sirvió para enriquecer a los responsables de los envíos de dinero y a los destinarlos, sin que se invirtiera ni un peso en esos mantenimientos. Como consecuencia ocurrieron accidentes que costaron la vida a muchos ciudadanos.
La educación se destruyó en momentos que la tecnología avanza aceleradamente. Los planes de estudio no responden a realidad, se entregan prematuramente millones de computadoras a los estudiantes sin distinguir que solo son un instrumento y no la verdadera herramienta del conocimiento, se ha establecido en el país un afalbetismo funcional.
La Presidenta con sollozos recuerda a su marido y busca colocarlo en el pedestal de los héroes y los argentinos sin memoria se conmueven ante las actitudes hipócritas de la viuda. Antes de sus lamentos en sus discursos fue agresiva y autoritaria atacando a todos aquellos que no comparten sus decisiones. La acompaña siempre en sus actos, una fuerza de choque para protegerse frente a cualquier circunstancia adversa y que a su vez le sirve de claque. Una de ellas manejada por su consejero y asesor, un joven de pocas luces que es su hijo Máximo, quien se dedica a administrar la fortuna mal habida de sus padres.
La soberbia y el narcisismo con el que se mueve la Presidenta, lo expresa muy bien Ortega en su libro “El hombre a la defensiva” (1929),: ‘...Si de puro mirar el proyecto de nosotros mismos olvidamos que aún no lo hemos cumplido, acabaremos por creernos ya en perfección. Y lo peor de esto no es el error que significa, sino que impide nuestro efectivo progreso, ya que no hay manera más cierta de no mejorar que creerse óptimo...’. Psicológicamente quien se cree superior, quien carece de autocrítica y suponga que nada tiene que aprender de otro es, precisamente por esta actitud, da nacimiento a una clase de sociedad sin porvenir; por el contrario, quien reconoce su mediocridad ya ha dado el primer paso para superarse”. En última instancia, el problema radical de los argentinos no es lo que nos pasa, ni lo que otros nos hicieron sino el no reconocer lo que somos.
Es mi deseo finalizar la nota con esta reflexión: “Ha llegado la hora de preguntarnos qué nos sucede, qué fue lo que nos convirtió en esta masa informe, acostumbrada por décadas a recibir toda clase de golpes, a esa salvaje costumbre del “sálvese quien pueda” o “por algo será”. Hasta que tal cosa no suceda, hasta que tomemos acabada conciencia de qué somos y qué debemos hacer para dejar de serlo, no tendremos destino alguno”.
Guillermo César Vadillo