FRENTE A LOS MOMENTOS QUE VIVE LA NACIÓN
Frente a los difíciles momentos que vive el país, quisiera dejar mis reflexiones. Nací hace setenta y siete años en una Argentina respetada y reconocida por el mundo. Una tierra soñada por las corrientes inmigratorias que veían en ella la posibilidad de lograr un futuro promisorio. Valorábamos a nuestros próceres veíamos en ellos ejemplos dignos de imitar. Buscábamos el mañana con esfuerzo, no existían las regalías. La familia era escuela de valores, los padres eran orientadores de sus hijos que buscaban llevarlos a un digno futuro. Existía un respeto por la Patria, sus símbolos tenían un valor en nuestros sentimientos.
De pronto todo comenzó a cambiar, nace el peronismo, una ideología mutante e incierta, sin mayores “ideas” y con poca lógica, fiel únicamente al populismo. Por extraño que parezca, en su origen no estaba ningún pensador de peso, como Marx, Weber, Maquiavelo o Platón, para mencionar un manojo muy diverso, sino Juan Domingo Perón, un coronel inescrupuloso y afortunado que dispuso a su placer de un Estado enriquecido por la Segunda Guerra Mundial. No exhibió nunca aptitudes intelectuales de ninguna consideración. A lo sumo se recuerda su desprecio por los miembros destacados de la cofradía que no se sometían a su mentalidad absoluta. Vale como referencia lo sucedido con Borges, para no ir muy lejos, lo sacó de una biblioteca municipal y lo quiso convertir en “inspector de aves y conejos”, honor que el escritor rechazó indignado.
A partir de ese momento la Argentina fue cayendo en un pozo cada vez más profundo, una serie de gobiernos ineptos la fueron surgiendo. Se vivió una cruel dictadura que solo dejó una lista interminable de muertos, una subversión más delictiva que idealista se enfrentaba con el gobierno militar, que finalmente más acorralado por el descontento social, pero dispuestos a agotar todos los medios para retener el poder entrevió una exitosa invasión a las Islas Malvinas, que luego se transformó en una gran derrota.
Retornando nuevamente a la democracia, se produce una sucesión de gobiernos sin proyectos reales solos mantenidos por un afán de lucro y no pueden completar sus periodos gubernamentales
Finalmente llegamos a nuestros días en donde la República se tambalea, ni los propósitos ni las conductas del populismo son denunciados con la claridad y la firmeza necesarias. Los opositores invierten más tiempo en hablar de sus propias virtudes y en denostar al competidor en lugar de denunciar los riesgos que corre el sistema. Claridad y firmeza no sólo implican energía y transparencia. Implican, además y ante todo, aptitud persuasiva, coraje y lucidez unidos al poder de comunicación. No otra cosa demanda el desperdigado sector mayoritario de nuestra sociedad. Una avidez de aspiraciones personales devoran a los políticos. La vía extorsiva, sin embargo, no puede ser el camino legítimo para disputarle al oficialismo la conducción del país. Una vía, dígase de paso, por la que el oficialismo no vacila en transitar cuando lo cree necesario. A esto se suma un sistema propagandístico en expansión formado por medios estatales y provinciales engordados con el erario; cadenas noticiosas y radios de primer orden que reciben publicidad oficial y negocios, propalan con entusiasmo las buenas nuevas. En caso de no aceptar la orden se toman represalias contra los periodistas díscolos. Los diarios y revistas que están al servicio del oficialismo hacen alharaca con la libertad de expresión pero jamás investigarán ningún hecho de corrupción. La Argentina es rehén del peronismo, victimizarse y buscar chivos expiatorios, conspiradores destituyentes y sinarquías internacionales resulta, por lo tanto, un viejo truco vacío, casi una broma. Los "poderes concentrados" hoy los detentan en la Argentina los miembros del gran partido que se halla en el poder. Nace nueva oligarquía política que perdió la heroicidad, hace mucho tiempo nos gobierna.