Profesor Guillermo Cesar Vadillo
  AÑO NUEVO
 
                   AÑO NUEVO
   
    Este año 2014 nos sorprende a los argentinos en un clima de confusión, violencia y desesperanza, cansados de la incertidumbre, frustrados en nuestras expectativas y huérfanos de horizontes.
    Es un año paradójico: Como un anacronismo escuchamos  pregonar la paz y la buena voluntad, en el momento en que nuestra mayor carencia son esas dos cosas; simultáneamente se van apagando nuestras esperanzas más de once millones de argentinos viven en la pobreza, la educación se halla destruida, cuatro millones de jóvenes ni estudian ni trabajan, la desocupación crece aceleradamente, la venalidad de los funcionarios esta a la orden del día, la inseguridad nos agobia, estos y muchos más pesares son consecuencia de la “década ganada”.
    El problema trasciende lo material. El problema económico es un síntoma de una quiebra moral y espiritual largamente gestada que finalmente dio su amargo fruto de desesperanza. Necesitamos erradicar la demagogia y la corrupción para instalar la verdad y la honestidad. Si la estructura moral y espiritual no se reconstruye serán vanos todos los esfuerzos de recuperación.
    Muchos analistas políticos e informadores, pese a su oposición fuertemente crítica al oficialismo y particularmente a la gestión de la presidente, destacan el talento, la inteligencia, preparación y capacidad de Cristina Kirchner. No creo que lo hagan convencidos de lo que afirman. No estoy en absoluto de acuerdo con esos calificativos de las supuestas virtudes de Cristina y además, me parece incorrecto que se le atribuyan dones o cualidades que la presidente claramente no tiene.
   Es evidente que la Argentina deberá enfrentarse a su propia circunstancia, algo trágico y devastador, algo que los mismos argentinos ignoran, pero que late en el pueblo. No se trata de golpe de estado ni de dimisión, sino de rebelión social y civil de sectores que ya muestran cada vez más su comprensible hartazgo e impotencia; sectores que en épocas anteriores pertenecían a la clase media; sectores que fueron los verdaderamente productivos en épocas pasadas y que hoy se encuentran totalmente desprotegidos y atacados sin motivo racional alguno.
    Este año que nace debe convocar a los argentinos a una reflexión que va más allá de los índices, las estadísticas y las especulaciones políticas. Una reflexión sobre nosotros mismos, sobre nuestros valores y nuestras esperanzas, en la búsqueda de un destino promisorio para las nuevas generaciones.
                               Guillermo César Vadillo
 
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