La familia es la primera célula del organismo social: la primera institución que el hombre encuentra al llegar a la tierra; la institución sin la cual él no podría sobrevivir. La familia posibilita la infancia y la adolescencia, de ese ser que no puede aún asegurar su existencia. La familia le transmitirá la tradición y la cultura de su lugar de origen.
Al perder su protagonismo, como conformadora vital de la sociedad, se observan las consecuencias de las cuales diariamente tenemos noticias como ser: una criminalidad juvenil que aumenta día a día; la desvitalización del hogar, la fragilidad de las uniones matrimoniales, la droga, la sexualidad sin límites; en síntesis, situaciones éstas que atentan contra la familia en su carácter de célula primaria de la sociedad
La política feminista de las últimas generaciones descansa sobre un gran error, que consiste en la supuesta existencia de dos especies humanas, una masculina y otra femenina, bien diferenciadas Esta caracterización si bien es real y la naturaleza destina a cada una de ellas fines distintos, desempeñan en la sociedad papeles diferentes, pero muy vinculados en la constitución del núcleo familiar.
Así como expresé al comienzo que la familia es la célula madre de la sociedad, y dentro de ella la mujer es el elemento esencial, no hay en la naturaleza papel más importante que el de la madre de familia. La obra de la mujer en el hogar es la más creadora que cabe imaginar. El destino de cada país depende de las reservas morales y espirituales de sus mujeres. Estos valores que parten del hogar son los que el mundo moderno ataca al alejar a la mujer de su verdadera misión. Las consecuencias de este estado de cosas no pueden ser más funestas: los hijos pierden el ambiente familiar, viven alejados de la afectividad materna transformándose en seres desaprensivos, proclives a los desbordes. Esto puede observarse en especial en los países industrialmente desarrollados, donde la droga, prostitución y criminalidad aumentan en forma alarmante.
Al perder contacto con su verdadera misión, la mujer se viriliza, observándose que en los países donde la mujer más se viriliza es más alto el índice de homosexualidad.
En el proyecto feminista, la revolución sexual juega un papel de gran importancia, y de esta forma desaparece el recato. Este era en el antiguo sistema, la virtud femenina por excelencia. Aunque impedía la libre relación sexual, tenía por resultado que la gratificación fuera central para una vida seria y para destacar la delicada interpretación entre los sexos. Esto originaba que la aceptación voluntaria, fuera importante como la posesión corporal. La pérdida del recato fue la esencia de la revolución sexual, de tal forma que animalizó la relación entre los sexos.
El hombre y la mujer no son animales que se unen brutal y fugazmente por el deseo. Actúan por el calor del instinto, pero guiados por gustos comunes, afinidades culturales o intelectuales y fundamentalmente por el amor que se conforma en la pareja.
En la actualidad se concibe al sexo como un asunto de libre elección, que en un principio no produce compromisos. Este concepto es válido para los hombres, pero no así para las mujeres. El hombre puede alejarse de un encuentro sexual y jamás volver a pensar en esa mujer que fue objeto de su deseo. Pero una mujer puede tener un hijo, o puede desearlo. Por tal razón el sexo puede ser un hecho indiferente para los hombres, pero de hecho no puede ser del mismo modo para las mujeres.
La mujer es ahora liberada y con posibilidades laborales de distinta índole. Se da cuenta que, en general, la maternidad es una necesidad propia de su sexo, pero carece de bases para exigir que los hombres compartan su deseo y acepten la responsabilidad que este acto produce.
El lazo de la madre con su hijo es el único lazo social innegable. No siempre es el mismo, puede ser suprimido, pero ésta es la excepción a las leyes naturales. La actitud del padre en esta relación, puede presentar situaciones diferentes, como por ejemplo sentirse satisfecho pues su imagen se perpetuará a través de las generaciones que nacen de él, pero este acto producto de la imaginación se encuentra afectado por las cargas que hoy lleva la situación económica, las que son atentarías contra la
estabilidad matrimonial.
El signo más visible de la crisis familiar, se encuentra en la gran cantidad de separaciones y divorcios que hoy se registran en la sociedad. En épocas pasadas, existían también separaciones y divorcios pero tal situación resultaba siempre moralmente problemática, mientras que en la actualidad resulta totalmente normal. Como justificativo a esta situación se les explica a los hijos una y otra vez, que sus padres tienen derecho a vivir sus propias vidas, que los querrán como antes de la separación, que este hecho no tiene nada que ver con la relación que mantienen con ellos. Pero los niños no creen nada de esto. Consideran que tienen derecho a la atención total y que sus padres deben vivir con ellos. A los chicos la separación voluntaria de sus padres les parece peor que la muerte de cada uno de ellos, precisamente porque es voluntaria.
La lección más importante que la familia enseña, es la existencia de un lazo único e irrompible entre los seres humanos. La descomposición de este lazo es, sin duda, uno de los mayores problemas de la sociedad actual, que se halla ejemplificado aún desde las altas magistraturas de nuestro país.
Las consecuencias de esta situación las he podido comprobar durante el transcurso de mi carrera docente. Los hijos de matrimonios separados están por lo general inseguros de su futuro, se encuentran desalentados, son indisciplinados y poco afectos a adquir conocimientos. Consideran que tienen poco que perder, en general por que no tienen conciencia de todo lo que está en juego en este período de sus vidas.
El temor que significa la soledad oscurece sus perspectivas de conocimiento, y buscan entre sus compañeros la afectividad que han perdido en sus hogares. En otros casos, la vía de escape se representa por el camino de la reflexión y estudio intenso más allá de lo corriente. Esto último me provocaba pena, pues al considerar al estudio como vía de escape, y al no complementarlo con otras actividades propias de su edad, perdían una parte muy importante de su vida juvenil, que resulta fundamental para la formación de su personalidad.
En muchos casos, estos jóvenes son sometidos a terapias, por lo general inducidos los padres por los docentes de las escuelas a las que asisten . Los psicólogos les indican la forma en que deben conducirse en la vida que les toca vivir. Los honorarios de los psicólogos son pagados por los padres para hacer que esto resulte lo menos doloroso posible, y de esta forma tranquilizar sus conciencias.
Los psicólogos justifican por su parte el divorcio y dan razones para que esto se produzca sin que quede rastros de culpa, diciendo por ejemplo, que es peor para los hijos vivir en un hogar donde las dificultades les puedan producir situaciones traumáticas justifican, de esta forma el escapismo de los padres.
La actitud de no compromiso de la sociedad actual se manifiesta también en la desvirtuazación de la palabra amor. Hoy se dice te amo para siempre, y casi seguidamente cuando nos vamos a separar .
En la sociedad actual impera esa ruptura simple, limpia y fácil, sin daño, ni falta. Las parejas jóvenes de hoy temen comprometerse. Es así que se conforman “relaciones”, en lugar de verdadero amor. El amor es maravilloso, atractivo, positivo. En tanto que una relación es algo gris, amorfo y sugiere un proyecto sin contenido real. El problema se circunscribe básicamente, a que en la relación no se tienen objetivos comunes, ni bien común, ni complementariedad natural.
Hoy se vive el imperio del sexo. La erotización de la sociedad, ha modificado las formas de la afectividad. Esta situación se halla intensamente publicitada por los medios de comunicación (cine, radio, televisión, etc.), quienes envían mensajes que indican que todo es válido y en los que no existen fronteras para lograr la “verdadera felicidad. Se alaba la homosexualidad, propiciando las uniones de los que participan de ella, sin aportar explicaciones del porqué de esta transgresión a las leyes naturales. De esta forma se lleva al engaño a hombres y mujeres, tratando de demostrar que amor y sexo son la misma cosa.
Quisiera transcribir un articulo del 12 de noviembre de 1992 del diario de los EEUU de
“The Independent” al que hace mención Enrique Rojas en su libro El hombre light: “Tras la etapa denominada liberación sexual, que condujo a la desinhibición sexual y al disfrute de todos los placeres corporales, surge la asociación “Sexalholics Anonymus” algo parecido a los Alcohólicos Anónimos, que pide ayuda para frenar la campaña sexual actual, sobre todo por parte de la televisión y los mass media. Los que pertenecen a ese colectivo son personas para las cuales la actividad sexual se ha convertido en un impulso incoercible e incontrolable, una obsesión y una dependencia de las que no es posible escapar. Con respecto al sexo, es algo irresistible, insaciable, que obliga a pensar en tener relación física con cualquier persona que se le aproxima; una cuestión que se reduce a una búsqueda sin tregua y desesperada del sexo una y otra vez... Así sucesivamente, y el sexoadicto acaba por no ver en los demás más que simples objetos como consecuencia de una conducta primaria”.
La decadencia de los valores que de alguna manera conforman la esencia de la familia, es un fenómeno muy preocupante, porque comienza una decadencia y no se sabe cuándo se va a salir de ella. Cuando se entra en decadencia, desciende el nivel de la vida humana, desciende la vitalidad y entonces no hay forma de salir. Todavía esta situación tiene remedio, si se retoma la revalorización de la familia. De no ser así, la decadencia de nuestra sociedad se irá intensificando, irá avanzando y habrá un momento en que estaremos en ella y no podremos salir en mucho tiempo.
Considero que es necesario retomar la posesión de los valores de la familia que aun quedan , no renunciar a ellos, usar la imaginación para formular proyectos y tener presente que cuando nace un niño, lo que él será en su futuro dependerá de las actitudes que desarrollen sus padres en su formación. De ellos será la responsabilidad del lugar que él ocupe en la sociedad. del mañana.
Guillermo César Vadillo